EL RECURSO POÉTICO MÁS SENCILLO.
Una de
las figuras literarias más utilizadas es la comparación. En este apunte
tomaremos algunos ejemplos de un extraordinario poeta chileno, el lárico Jorge
Teillier (1935-1996). Este recurso puede ser utilizado para explicar, subrayar
o enfatizar una idea; o destacar características positivas o negativas del
elemento a que se refiere el texto. Comparar es examinar una o más cosas con
otra u otras para establecer sus relaciones, diferencias o semejanzas:
“Ella estuvo entre nosotros
lo que el sol atrapado por un niño en un
espejo.
Pero sus manos alejan los malos sueños
como las manos de la lluvia
las pesadillas de las aldeas.
.......
Era bella como encontrar
nidos de perdices en los trigales.
Bella como el delantal gastado de una
madre
y las palabras que siempre hemos querido
escuchar”
(“Ella
estuvo entre nosotros”, fragmento, Jorge Teillier)
Hay un
misterio en estos versos. ¿A quién se refiere el poeta? ¿Quién es esa mujer tan
especial? Podría ser su madre, una mujer especial de su pueblo, una machi tal
vez, o alguna a la cual amó profundamente, quizás la Virgen... No importa quien
sea, el lector le asignará un significado. En la poesía no es preciso ser
evidente, mejor es lo ambiguo, el misterio, el silencio. No ha de decirse todo
y quien lee completará el mensaje. Las bellas comparaciones en este poema nos
informan el carácter de esa mujer.
Comparar
es establecer relaciones de semejanza entre dos o más cosas. En el siguiente
texto el poeta habla de su intimidad con la mujer amada y dice:
“Ella pasea por mi cuarto
como la sombra desnuda
de los manzanos en el muro,
y su cuerpo se enciende como un árbol de
pascua
para una fiesta de ángeles perdidos.”
(“En
la secreta casa de la noche”, fragmento, Jorge Teillier)
La comparación en Poesía es también llamada “símil” y
es una figura retórica que consiste en comparar un término real con otro
imaginario que se le asemeje en alguna cualidad:
“Y si
te amo, es porque veo en ti la Portadora,
la
que, sin saberlo, trae la blanca estrella de la mañana,
el
anuncio del viaje
a
través de días y días trenzados como las hebras de la lluvia
cuya
cabellera, como la tuya, me sigue.”
(“La
Portadora”, fragmento, Jorge Teillier)
En esta estrofa hay una triple comparación. Se hace un
símil entre el tiempo del amor, la lluvia y la cabellera de la mujer amada.
La estructura de la comparación o símil contiene los
adverbios “como”, “tal como”, “cual” o similares. En los versos siguientes, se
utiliza el adverbio comparativo “como”:
“pues
bien sé yo que tú y yo no somos sino una palabra más
que
terminará de pronunciarse
tras
dispensarse una a otra
como
los ciegos entre ellos se dispensan el vino, ese sol
que
brilla para quienes nunca verán.”
(“La
Portadora”, fragmento, Jorge Teillier)
La comparación se diferencia de la “metáfora” en que
la primera establece similitudes entre dos o más elementos, en cambio la
segunda afirma que algo es como lo define. Cuando en el verso desaparece el
adverbio comparativo, se habla de una metáfora:
“El
puente en medio de la noche
blanquea
como la osamenta de un buey.
...
Pronto
amanecerá.
Las
estrellas desaparecen
como
semillas de girasol
en el
buche de los gorriones.
...
Quizás
debiera quedarme en este pueblo
como
en una tediosa sala de espera.
...
Hasta
luego,
hasta
luego.
Hasta
que nos encontremos sin sorpresa
viajando
por los trenes de la noche
bajo
unos párpados cerrados.”
(“Los
trenes de la noche”, fragmentos, Jorge Teillier)
Los
últimos versos de este poema conforman una metáfora de la muerte.
Aunque generalmente se consideran el símil y la
comparación como sinónimos de un mismo recurso o tropo, en verdad hay una
ligera diferencia entre ambos: En la comparación hay una relación de
superioridad o inferioridad de los elementos comparados; en cambio en el símil
es una relación de total igualdad. Juzgue usted en los siguientes textos, donde
hay símil y dónde comparación:
“Infiel
como el ala de los pájaros infieles
tú
siempre serás mía:
los
eucaliptus sangraban,
un
caballo ciego fue a agonizar entre los rieles
porque
no quería ver el fin de nuestro amor
mientras
se marchitaban los dedales de oro sembrados por un loco.
Tú
siempre serás mía.
Infiel
como el ala de los pájaros infieles.”
(“Melusina”,
Jorge Teillier)
“Canción cantada para que nadie la oiga
es la esperanza de que esto cambie.
Niños que se acercan al ataúd del amigo
muerto,
paso de ratas frente a la estufa en
silencio,
el halo de humo pobre que hace rey al
tejado,
o todo lo que desaparece de pronto
como el plateado salto del salmón sobre
el río”
(“El
lenguaje del cielo”, fragmento, Jorge Teillier)
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