POESÍA, UN LENGUAJE SUBJETIVO.
Iván T. Contardo
La
poesía no debe ser necesariamente rimada, ni tener una métrica rigurosa, ni
constar de determinado número de estrofas y versos, tampoco los versos ser
todos de la misma medida. La pregunta es ¿Qué hace que un texto sea poesía y no
prosa? Para entenderlo vamos a tomar como ejemplo un poema en verso libre de un
gran poeta español.
El año
1929 Federico García Lorca, después de haber triunfado con su Romancero Gitano,
viajó a los Estados Unidos, e impresionado por las diferencias sociales y la
explotación del obrero, porque era un poeta cercano al pueblo, de gran
sensibilidad social, escribió entre otros, este texto.
NAVIDAD EN EL RÍO HUDSON
Federico García Lorca / 1929
Federico García Lorca / 1929
¡Esa esponja gris!
Ese marinero recién degollado.
Ese río grande.
Esa brisa de límites oscuros.
Ese filo, amor, ese filo.
Estaban los cuatro marineros luchando con el mundo.
con el mundo de aristas que ven todos los ojos,
con el mundo que no se puede recorrer sin caballos.
Estaban uno, cien, mil marineros
luchando con el mundo de las agudas velocidades,
sin enterarse de que el mundo
estaba solo por el cielo.
El mundo solo por el cielo solo.
Son las colinas de martillos y el triunfo de la hierba espesa.
Son los vivísimos hormigueros y las monedas en el fango.
El mundo solo por el cielo solo
y el aire a la salida de todas las aldeas.
Cantaba la lombriz el terror de la rueda
y el marinero degollado
cantaba al oso de agua que lo había de estrechar;
y todos cantaban aleluya,
aleluya. Cielo desierto.
Es lo mismo, ¡lo mismo!, aleluya.
He pasado toda la noche en los andamios de los arrabales
dejándome la sangre por la escayola de los proyectos,
ayudando a los marineros a recoger las velas desgarradas.
Y estoy con las manos vacías en el rumor de la desembocadura.
No importa que cada minuto
un niño nuevo agite sus ramitos de venas,
ni que el parto de la víbora, desatado bajo las ramas,
calme la sed de sangre de los que miran el desnudo.
Lo que importa es esto: hueco. Mundo solo. Desembocadura.
Alba no. Fábula inerte.
Sólo esto: desembocadura.
¡Oh esponja mía gris!
¡Oh cuello mío recién degollado!
¡Oh río grande mío!
¡Oh brisa mía de límites que no son míos!
¡Oh filo de mi amor, oh hiriente filo!
New York, 27 de diciembre de 1929
Ese marinero recién degollado.
Ese río grande.
Esa brisa de límites oscuros.
Ese filo, amor, ese filo.
Estaban los cuatro marineros luchando con el mundo.
con el mundo de aristas que ven todos los ojos,
con el mundo que no se puede recorrer sin caballos.
Estaban uno, cien, mil marineros
luchando con el mundo de las agudas velocidades,
sin enterarse de que el mundo
estaba solo por el cielo.
El mundo solo por el cielo solo.
Son las colinas de martillos y el triunfo de la hierba espesa.
Son los vivísimos hormigueros y las monedas en el fango.
El mundo solo por el cielo solo
y el aire a la salida de todas las aldeas.
Cantaba la lombriz el terror de la rueda
y el marinero degollado
cantaba al oso de agua que lo había de estrechar;
y todos cantaban aleluya,
aleluya. Cielo desierto.
Es lo mismo, ¡lo mismo!, aleluya.
He pasado toda la noche en los andamios de los arrabales
dejándome la sangre por la escayola de los proyectos,
ayudando a los marineros a recoger las velas desgarradas.
Y estoy con las manos vacías en el rumor de la desembocadura.
No importa que cada minuto
un niño nuevo agite sus ramitos de venas,
ni que el parto de la víbora, desatado bajo las ramas,
calme la sed de sangre de los que miran el desnudo.
Lo que importa es esto: hueco. Mundo solo. Desembocadura.
Alba no. Fábula inerte.
Sólo esto: desembocadura.
¡Oh esponja mía gris!
¡Oh cuello mío recién degollado!
¡Oh río grande mío!
¡Oh brisa mía de límites que no son míos!
¡Oh filo de mi amor, oh hiriente filo!
New York, 27 de diciembre de 1929
Federico
inicia este sentido y extraordinario poema mostrándonos algo, como cuando
indicamos algo que nos sorprende, decimos por ejemplo: ¡Mira ese cielo
arrebolado! Utiliza el pronombre demostrativo “ese” cinco veces al inicio de
cada verso. Tal repetición es un ritmo insistente, es lo que en poesía se llama
anáfora, un recurso literario
frecuentemente usado por los poetas. La anáfora se define como una “figura
retórica de construcción que consiste en la repetición de una o varias palabras
al principio de una serie de versos u oraciones.”
¡Esa esponja
gris!
Ese marinero recién degollado.
Ese río grande.
Esa brisa de límites oscuros.
Ese filo, amor, ese filo.
Ese marinero recién degollado.
Ese río grande.
Esa brisa de límites oscuros.
Ese filo, amor, ese filo.
El
poeta siente. Obviamente piensa y razona, pero sobre todo es corazón que se
emociona frente a lo que puede ver allí en el río Hudson, en el estado de nueva
York. Siente que el paisaje es como una gran esponja gris. Una esponja absorbe
todo, el agua, los barcos, los hombres... De inmediato hay una nota trágica
preparada por el gris, un marinero recién degollado, la víctima del trabajo.
Siente la brisa en el rostro, la que sólo trae oscuridad al alma, muerte, como
un cuchillo filudo.
Si el
texto fuera prosa, el escritor habría descrito el paisaje en forma realista,
expuesto su preocupación por los marineros y tal vez contado cómo se siente
frente a ello, pero con cierta distancia en el lenguaje. Al contrario, el
lenguaje poético es más subjetivo.
El
recurso anafórico vuelve a utilizarlo en forma parecida al término del texto:
¡Oh esponja
mía gris!
¡Oh cuello mío recién degollado!
¡Oh río grande mío!
¡Oh brisa mía de límites que no son míos!
¡Oh filo de mi amor, oh hiriente filo!
¡Oh cuello mío recién degollado!
¡Oh río grande mío!
¡Oh brisa mía de límites que no son míos!
¡Oh filo de mi amor, oh hiriente filo!
Esta
exclamación tan renacentista y también romántica, ¡Oh...!, actualmente
desechada por una poesía más directa y coloquial, pone un tono dramático a la
conclusión del poema. Lorca se apropia del paisaje y la circunstancia, por eso
usa los adjetivos posesivos mía, mío, míos, mi. La repetición aquí tiene un
sentido, enfatizar esa apropiación del dolor. Esponja mía, cuello mío, río
grande mío, brisa mía, filo de mi amor, son expresiones diversas de un mismo
sentimiento, el dolor de un paisaje humano. Siente que él es el degollado, que
ha sido él que ha sido herido y muerto por ese filo hiriente. Aprovechamos de
señalar la sensibilidad intuitiva de quien sería cruelmente asesinado en
Granada por las autoridades franquistas al inicio de la guerra civil española.
Describe
poéticamente García Lorca las actividades marineras:
Estaban los
cuatro marineros luchando con el mundo.
con el mundo de aristas que ven todos los ojos,
con el mundo que no se puede recorrer sin caballos.
Estaban uno, cien, mil marineros
luchando con el mundo de las agudas velocidades,
sin enterarse de que el mundo
estaba solo por el cielo.
con el mundo de aristas que ven todos los ojos,
con el mundo que no se puede recorrer sin caballos.
Estaban uno, cien, mil marineros
luchando con el mundo de las agudas velocidades,
sin enterarse de que el mundo
estaba solo por el cielo.
Ve a
cuatro marineros trabajando, quizás en la cubierta de una nave. Ellos son muy
ágiles y hábiles. La visión es como la de un espejo quebrado, con muchas
aristas. Los marinos deben observar en todas direcciones. Su mundo es el mar y
necesitan velocidad para recorrerlo. En vehículos terrestres se mide la
velocidad en “caballos de fuerza” (horse power). Luego observa que son muchos
marinos los que luchan, se esfuerzan en el barco, en esa época a vapor. Ellos
están empeñados en su labor e ignoran la navegación aérea, ya funcionando en
esos años.
La
palabra que más se repite en este segundo fragmento del poema es la palabra
mundo. Sin embargo el significado de ella es distinto para cada verso:
a) “Estaban los cuatro
marineros luchando con el mundo.” Es la lucha cotidiana de cualquier
trabajador.
b)
“con el mundo de aristas que ven todos los ojos,”
El cúmulo de miradas, como cuando decimos “tengo un mundo de cosas que hacer”
c)
“con el mundo que no se puede recorrer sin
caballos.” El significado más común de la palabra, un espacio determinado.
d)
“Estaban uno, cien, mil marineros
luchando con el mundo de las agudas velocidades,” Se refiere al ámbito laboral moderno, marcado por la velocidad. A principios del siglo XX hubo un movimiento artístico llamado Futurismo, que exaltó esta característica del nuevo siglo, la velocidad.
luchando con el mundo de las agudas velocidades,” Se refiere al ámbito laboral moderno, marcado por la velocidad. A principios del siglo XX hubo un movimiento artístico llamado Futurismo, que exaltó esta característica del nuevo siglo, la velocidad.
e) “sin
enterarse de que el mundo
estaba solo por el cielo.” El sentido, el propósito, la verdadera acción.
estaba solo por el cielo.” El sentido, el propósito, la verdadera acción.
La
figura literaria aplicada en este fragmento se llama traductio y consiste en “la repetición de una misma palabra de manera
insistente y con los diferentes significados que puede poseer.”
La segunda estrofa dice:
El mundo solo
por el cielo solo.
Son las colinas de martillos y el triunfo de la hierba espesa.
Son los vivísimos hormigueros y las monedas en el fango.
El mundo solo por el cielo solo
y el aire a la salida de todas las aldeas.
Cantaba la lombriz el terror de la rueda
y el marinero degollado
cantaba al oso de agua que lo había de estrechar;
y todos cantaban aleluya,
aleluya. Cielo desierto.
Es lo mismo, ¡lo mismo!, aleluya.
Son las colinas de martillos y el triunfo de la hierba espesa.
Son los vivísimos hormigueros y las monedas en el fango.
El mundo solo por el cielo solo
y el aire a la salida de todas las aldeas.
Cantaba la lombriz el terror de la rueda
y el marinero degollado
cantaba al oso de agua que lo había de estrechar;
y todos cantaban aleluya,
aleluya. Cielo desierto.
Es lo mismo, ¡lo mismo!, aleluya.
Esta
estrofa es como un canto. Comienza cantando “El mundo solo por el cielo solo”.
Aquí se repite la palabra solo para enfatizar la soledad. Siempre que repetimos
unas palabra en Poesía tenemos qué preguntarnos para qué lo hacemos; de lo
contrario será una palabra ociosa. En verdad el buen poeta escribe muy
consciente del lenguaje que usa; tal vez no se puede estar tan consciente del
sentido y profundidad de las palabras, pero sí de su técnica. Esta frase, “El
mundo solo por el cielo solo”, volverá a escribirla luego de dos versos,
quedando estos encerrados en ella. La soledad permea todo el paisaje. Encerrado
en ella está el mundo del trabajo: cerros de martillos, un hormiguero de
obreros, todos metidos en ese barro por unas monedas. La libertad, el respiro
está afuera.
Más
abajo hay un aleluya, como de los negro spiritual, pero a un cielo desierto. El
hablante no ve a Dios presente en ese mundo de trabajadores degollados por el
terror de la rueda –engranaje, máquina, sociedad- garras de un oso que lo
estrecha, aprieta, subyuga... La estrofa es un canto doloroso del marinero
degollado. El trabajador es un marino abandonado en medio del mar, explotado
por una máquina, la sociedad industrial.
La
última estrofa, de la cual algo comentamos al principio de este apunte, dice:
He pasado
toda la noche en los andamios de los arrabales
dejándome la sangre por la escayola de los proyectos,
ayudando a los marineros a recoger las velas desgarradas.
Y estoy con las manos vacías en el rumor de la desembocadura.
No importa que cada minuto
un niño nuevo agite sus ramitos de venas,
ni que el parto de la víbora, desatado bajo las ramas,
calme la sed de sangre de los que miran el desnudo.
Lo que importa es esto: hueco. Mundo solo. Desembocadura.
Alba no. Fábula inerte.
Sólo esto: desembocadura.
¡Oh esponja mía gris!
¡Oh cuello mío recién degollado!
¡Oh río grande mío!
¡Oh brisa mía de límites que no son míos!
¡Oh filo de mi amor, oh hiriente filo!
dejándome la sangre por la escayola de los proyectos,
ayudando a los marineros a recoger las velas desgarradas.
Y estoy con las manos vacías en el rumor de la desembocadura.
No importa que cada minuto
un niño nuevo agite sus ramitos de venas,
ni que el parto de la víbora, desatado bajo las ramas,
calme la sed de sangre de los que miran el desnudo.
Lo que importa es esto: hueco. Mundo solo. Desembocadura.
Alba no. Fábula inerte.
Sólo esto: desembocadura.
¡Oh esponja mía gris!
¡Oh cuello mío recién degollado!
¡Oh río grande mío!
¡Oh brisa mía de límites que no son míos!
¡Oh filo de mi amor, oh hiriente filo!
Hay
una aparente narración en los cuatro primeros versos, pero no nos engañemos!
Cuando el poeta cuenta un suceso, no le creas. Como dice el portugués Fernando
Pessoa “El poeta es un fingidor. / Finge tan completamente / que hasta finge que es
dolor / el dolor que en verdad siente.” Es muy distinto como se hace en la
prosa, en que el autor se compromete con su narración y procura hacerla
totalmente creíble, convence al lector de esos sucesos. El poeta no nos quiere
convencer de los hechos sino de los sentimientos, las sensaciones, las
intuiciones, se mueve en un mundo absolutamente subjetivo.
Aquí
el hablante lírico dice que “He pasado toda la noche en los andamios de los
arrabales” y uno lo imagina subido en unas estructuras endebles y peligrosas.
Nos dice que ha dejado la sangre, o sea la vida “por la escayola de los
proyectos” La escayola es una venda de yeso y también material para moldes de
esculturas. Esos hombres tienen proyectos personales, el poeta ha sentido sus
vidas. Él se ha comprometido con los trabajadores-marineros ayudándoles “a
recoger las velas desgarradas”. Esas son sus vidas, pero cómo podrá ayudarles
él si tiene sus manos vacías, él que se encuentra “en el rumor de la
desembocadura.”
Si escuchamos al poeta desde nuestro lenguaje racional y cotidiano, nos parece oír a un loco en su extraño razonar. Construye el “relato” como si fuese muy lógico. Ahora intenta explicar: “No importa que cada minuto / un niño nuevo agite sus ramitos de venas, / ni que el parto de la víbora, desatado bajo las ramas, / calme la sed de sangre de los que miran el desnudo.” Aparece la imagen de un niño agitando un ramito y una víbora pariendo. Sabemos que las flores no tienen venas ni las serpientes viven un parto como los mamíferos, sino que ponen huevos. Ambas imágenes están cargadas de simbolismo. Aunque el obrero reclame sus necesidades como un niño agita sus manitas para exigir alimento, calor y comprensión, la víbora no le escuchará. La serpiente, como en el mito edénico, simboliza aquí la maldad, la explotación, que está siempre pariendo más violencia. El desnudo es el ser humano y quienes lo miran son aquellos que tienen sed de sangre.
A modo de conclusión, afirma: “Lo que importa es
esto: hueco. Mundo solo. Desembocadura. / Alba no. Fábula inerte. / Sólo esto:
desembocadura.” En estas palabras sintetiza el mensaje. Es un mundo hueco, es
decir sin corazón; un mundo solo, abandonado; la desembocadura de un sistema;
no es el alba, no es el inicio sino el fin, la desembocadura de una situación;
es una “fábula inerte” (la fábula es un relato o composición literaria en prosa
o en verso que proporciona una enseñanza o consejo moral; da vida), la visión
que nos presenta el poeta es una fábula sin vida, nada más que el final de un
río gris, de muerte e injusticia.
La imagen central del texto es el marinero
degollado, ante el cual exclama: “¡Oh esponja mía gris! / ¡Oh cuello mío recién
degollado! / ¡Oh río grande mío! / ¡Oh brisa mía de límites que no son míos! / ¡Oh
filo de mi amor, oh hiriente filo!”
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